domingo, 31 de julio de 2011

El ser.


Pobre, pobre mujer… Su cuerpo infectado la hace caer. Su sonrisa envidiaban aquellos seres que con tanto anhelo la odiaban; los mismos que ahora ríen al ver el cadáver viviente de su extrovertido ser.

La muerte llama a su puerta, llama y llama y nadie contesta; No sé qué es lo que ve en esa mujer… Si ya tomó lo que quería tomar y ya lo llevó al gehena, no tiene más porqué verla. La sigue y la sigue y aún así ella llega y la ve… No sé qué es lo que la muerte le ve.

Mujer que camina como aquella niña perdida en los adentros de un solo ser. ¿Miraba a un monstruo escondido en un foco que así, poco a poco, se llevó lo único que quedaba a su merced?

Mujer; mujer que camina sin rumbo ni salida en las calles sin vida de un funeral, que en sus adentros lamenta y así es como entierra a un ser siniestro, sin alma ni tiempo, que se llevó a su total y único ser.

Alma, alma mía, pobre mujer. Infectada de dolor e histeria; infectada de esa gran pérdida, condenada siempre estará a caer… pobre, pobre mujer.

jueves, 21 de julio de 2011

La Madre.


No sé, nunca lo pensé. Mirar a mi madre era como ver a una buena amiga pasada en años, pero ahora, ella me está cortando en pedazos… ¿Estará consciente de que aún estoy viva?

La veo, y no creo que sea ella. Mi madre es amable, honesta, nunca lastimaría a su única hija; esta mujer que me tortura es fría, calculadora, demente.

No es mi madre, no lo es.

Esta señora que tanto desconozco tomó un cuchillo y lo clavó directamente en mi corazón, luego en mi estomago, luego en mi cuello y finalmente apuñaló todo mi cuerpo. Obviamente no grité, ni impuse resistencia o intenté escapar... Llevo siendo un vegetal por tres años, ¿Cómo iba hacerlo? Simplemente pienso en lo que hace, y también siento las consecuencias en mis huesos…

Tomó una cierra y empezó a cortar todas mis extremidades. A estas alturas, ya no sentí ningún dolor.

Seguramente se aburrió de cuidar a un bulto inservible como yo, y no la culpo. Hasta yo estaba aburrida de serlo.

Metió mis brazos y piernas en una gran bolsa negra, mirándome directamente a los ojos. Por un segundo pensé que se arrepentiría de lastimarme tanto, pero lo único que hiso fue continuar con su labor, cortando mi cuello sin ninguna dificultad.

Al final, solo quedó ella, y mi cabeza, mirándonos fijamente a los ojos…

Me di cuenta que mi situación no era tan diferente a lo que había sido antes. Recordé que mi madre siempre me rogaba por una señal, para saber si aún vivía… y yo, con dificultad, sonreía.

Esta vez fue igual. Ella empezó a llorar y, por un segundo, me pareció una excelente idea sonreírle… para que se sintiera mejor.

Sonreí, como nunca antes lo había hecho en mi vida, y ella lo notó inmediatamente. Por primera vez en todo este tiempo pude articular unas cuantas palabras, y balbuceando un poco con mis labios, logré decirle: “La quiero mucho mamá. Gracias por todo”.

Era la verdad. La pura verdad. Mi madre dio un grito horrible antes de desmayarse, pero me pareció bien... Es una buena madre, y seguiré sonriéndole para demostrárselo.

lunes, 11 de julio de 2011

Inmaduro.


"Oculto entre músculos y huesos,
Con achaques, torceduras y uno que otro remiendo 
Se retuerce la esperanza de un corazón mal hecho
Que al ser sellado por tus labios y consumido por tus besos
Late y late sin descanso y regocijo
Esperando el muy iluso
Que el amor sea como en los cuentos de hadas
Que en etapas inocentes y tiempos más amenos
Alguna vez intentó escribir algo bueno"