Todo está perdido.
La esperanza se ha desvanecido
con el frío viento de noviembre y ha congelado los corazones de todo ser vivo que
algún día apreció la luz como fuente infinita de color… Y a nadie le sorprende.
Los ideales han muerto. Ya no hay
sueños honestos… y todo, absolutamente todo, esta perdido.
Desearíamos volver a los momentos
en que el corazón de los mortales se regocijaba con el amor de un acompañante
eterno que alegraba las mañanas con abrazos y caricias, sin importar el tiempo,
la oscuridad o el frío. Pero ahora solo queda el viento y los amaneceres
incoloros que causan la pena inevitable de una infelicidad disfrazada de excesos,
ya que se ha incrustado en la mente de todos que nada en la vida puede ser
eterno ni fiel a su palabra. Todos siguen un camino propio y un pensamiento
egoísta que hace que los días se vuelvan más decadentes, y la falta de
preocupación a causa de este hecho mantiene el aura mórbida de un final que se
acerca rápido, pomposo y con inminencia…
Nada es como debería ser… los
valores también han muerto… y Noviembre es un mes muy frío.
Puedes protegerte de la brisa
cubriendo tu cuello con una bufanda, pero no importa lo que uses, ningún abrigo
puede cubrir el vacío de tu alma. La desesperación se ha vuelto vana, la moral
es un recuerdo muy grato, y el pasado no es más que el mecanismo seguro hacia
un suicidio de nostalgia.
Desearía que las cosas fuesen
diferentes. Mi deseo más profundo es que el hielo se derrita y podamos
disfrutar del viento como lo hacían nuestros antepasados en el olvido… sin
preocupaciones, sin gritos desesperados, sin más pena que disfrutar el viento y
el frío… Pero salvar tu alma de esa desolación que te acompaña no es algo que
me corresponde. La soledad se ha vuelto tu más fiel compañía, y aunque las personas
de tu entorno te abrasen, no es lo que realmente quieres en la vida… Porque todo lo que vives se derrumba: ella,
él, ellas y ellos, los que vez frente a ti realmente no están, nunca estuvieron, y jamás estarán objetivamente
contigo.
Si dejas que tus recuerdos te
consuman y permites que el amor que fracasó te bese con el amargo veneno que lo
acompaña y arruine el amor que vendrá, poco a poco, con la sutileza letal
propia de su naturaleza te hará pedazos. Si lo permites, también, el vacío
provocará que tu alma siempre esté consumida en soledad, dolor y sufrimiento, tal
y como la locura acompaña la vida del personaje bohemio que no sabe cómo jugar
la partida lenta de inventar escapes siniestros...
Ahora, el frío continúa generando
pavor entre las multitudes que ignoran el clima, y si algún día abres los ojos
al viento, disfrutas el frío y esperezas con ansias que nunca termine noviembre…
tal vez no todo esta perdido.
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