martes, 5 de octubre de 2010

Perdiendo la cabeza.


Mientras caminaba entre la apestosa multitud de plebeyos curiosos, tapándome el rostro con mi fiel bufanda negra y sintiendo como el viento penetraba mi gruesa gabardina hasta llegar a mis huesos, empecé a recordar con rencor los últimos halagos que escuché en mi vida:

-    ¿Te había dicho que me encanta tu pelo? –Dijo ella mostrándome una sonrisa picarona.
-    ¡Pero sí tú misma me dijiste que odiabas el cabello rojo!
-    Sí, odio el cabello rojo, pero me encanta tu cabello…

Caminé lo más rápido que pude. La multitud gritaba con euforia y todos levantaban sus puños mostrando aprobación. La plaza de ese pueblo nunca había estado tan llena, y yo me esforzaba por alejar como pudiese a la gente que se metía en mi camino, lanzándolos al suelo si era necesario, aprovechándome que no se atreverían a tocar a alguien tan alto y con aspecto tan infernal como el mío.

-    ¡Traigan a la condenada! –Gritó alguien.
-    ¡Tráiganla! –Repetía el vulgo con insistencia.

Cuando por fin pude llegar al frente de la tarima, no me lo podía creer. Dos gigantescos verdugos la traían encadenada, a rastras y con los ojos vendados. No me sorprendía que la fuesen a ejecutar, si no el estado deplorable en el que ella estaba. Tan atractiva mujer no se merecía caer tan bajo:

-    Porque la elegancia es ante todo –Me decía siempre, antes de salir a la escena, en los vestidores del teatro – Si vas a actuar frente al público, lo haces de manera elegante. Si te equivocas frente al público, lo haces de manera elegante. Y si no vas a salir ante el público, pues conserva tu elegancia como si estuvieras frente él.
-    ¿Y si no hay público?
-    Siempre hay público...
-    ¿Y si no soy elegante?
-    Entonces nadie podrá ayudarte, estás totalmente jodido.

La mujer que iban a ejecutar se llamaba Mabel, una carismática y muy egocéntrica muchacha con múltiples habilidades creativas. Tal vez sí había una buena razón para ejecutarla, demasiadas a decir verdad. Pero de todas las cosas por las que podían declararla a muerte, decidieron elegir la única que me hacía sentir culpable...

-    ¿Me ayudarás a recuperar a mi hijo?
-    Sí, por supuesto…

Ella me había dicho que, como había nacido un cinco de octubre, día frío, oscuro, gris y nublado, quería morir también en un día similar. Casualmente, ese día era hoy, frente a la guillotina, en la misma fecha, y la mujer que me dijo en algún momento que jamás perdería la cabeza por nada ni por nadie estaba siendo obligada a poner su fino y delgado cuello en el cepo. Pronto imaginé a mi hija adoptiva, una pequeña mucama que salve hace algunos años, que en esta situación, con toda la inocencia del mundo me preguntaría:

-    ¿No la vas a ayudar?
-    No…
-    ¿Por qué?
-    Ella no quiere que lo haga, quiere demostrarme algo.

Y en silencio, decidí ver el horrible espectáculo. Es diferente ver una ejecución cuando se trata de un desconocido que cuando es alguien que amamos…
 
Pero esta historia tiene un principio. Déjenme relatárselo...


Este es el primer cuento largo que termino en toda mi vida. Fue una experiencia extraña desde que escribí la primera frase, pero muy divertida de crear e imaginar. Espero que disfruten leerlo tanto como yo disfrute creándolo…

Mis mejores deseos a todos mis lectores, Eduardo Krow Sognatore.

7 comentarios:

  1. Valla forma de escribir :), Me gusto mucho la verdad camarada :D sobre todo una diferencia a mi forma de escribir que percate al final, luego te comento xD. Un saludo!

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  2. Bueno, somos el mismo género, practicamos un estilo similar, pero cada uno tiene siempre su propia firma y maneras de hacerse diferenciar ¿no? Jejeje, Como me agrada decir que somos contemporáneos ^___^

    Gracias por leerlo camarada, nos encontramos en el msn :)

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  3. "Me gusta"
    Realmente, e quedo genial..xD

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  4. Este cuento se percibe más alegre que los anteriores xD, al menos en la parte final, la verdad que fue una buena historia ^^.

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  5. Gracias, es un honor que te haya gustado amigo ^____^

    ¡Un saludo!

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  6. Nunca lo comente u.u Lo resumire: ME ENCANTA

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